Autor: Lau
Si, sigue viva.
Reconozco haber sido una afortunada asistente al concierto de Liza Minnelli en Madrid el pasado domingo 13 de agosto.
Una maravilla de concierto del que salí tan fascinada como sorprendida, ya que pocas personas pueden permanecer sobre un escenario durante dos horas con el único artificio de un juego de luces y una pequeña banda de música, sin aburrir. Y cuando digo pocas personas, menos aún las de más de 60 años… No cantó Money, Money, ni la irresistible Mein Herr, pasando por alto la ensordecedora aclamación popular. Los temas, puro estilo Music Hall, fueron tan cabareteros como menos conocidos, pero no por ello menos carismáticos.
Pareció una decisión meditada de tirar al traste la renta perpetua que le queda de Sally Bowles (su personaje en la película Cabaret).
Cantó, bailó y habló de su vida entre canción y canción. Las tres cosas bien, con gracia, con fuerza. Con mucha fuerza.
Con todo ello al público se lo metió en el bolsillo. Público mayoritariamente gay (creo que fue el espacio con más gays por metro cuadrado de la historia)
En definitiva, superó con creces lo que se esperaba de ella. Llegó y triunfó. Gustó mucho y emocionó enormemente.
Pero esto es como todo, es cuestión de gustos. Porque a mi me ponen a su lado un cantaor flamenco por soleares y el cantaor, pues me da bastante igual.
