Un informe publicado por Human Rights Watch denuncia la violencia que sufren las trabajadoras domésticas en todo el mundo.
El informe, que sintetiza la investigación realizada en doce países entre los años 2001 y 2006, concluye que las trabajadoras domésticas se enfrentan a la explotación laboral y a toda una serie de abusos graves, que incluyen el maltrato físico y sexual, el confinamiento forzado, el impago de salarios, la negación de alimentos y atención sanitaria, y el exceso de horas de trabajo sin días de descanso. Aunque es difícil estimar la preponderancia de los abusos ya que suelen tener lugar en hogares particulares, fuera de la vista del público, se sabe que las inmigrantes y las niñas corren especial riesgo. En los peores casos, han sido atrapadas por traficantes o vendidas por sus familias.
Aunque hay ejemplos positivos, como la legislación laboral de Hong Kong, que establece un salario mínimo y otras garantías para las empleadas domésticas, los gobiernos las excluyen habitualmente de las protecciones laborales normales y no controlan las prácticas de reclutamiento. Es más, las leyes de inmigración punitivas disuaden a las trabajadoras inmigrantes de huir de empleadores abusivos y acentúan la falta de mecanismos de denuncia, la carencia de protecciones legales y las restricciones de la libertad de movimientos.
Por otra parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que hay más niñas menores de 16 años trabajando en el servicio doméstico que en cualquier otra categoría del trabajo infantil. El servicio doméstico sigue siendo una de las formas tradicionales más comunes de ocupación para las niñas, especialmente en aquellas comunidades en que son especialmente vulnerables ya que se las considera inferiores o menos necesarias que los varones.
La actual demanda de mano de obra en el servicio doméstico augura que los abusos seguirán aumentando, al tiempo que lo hace la migración internacional. Y aunque varios gobiernos y organizaciones de la sociedad civil están tratando de mejorar la protección a los derechos humanos y el trato a las trabajadoras domésticas, lo cierto es que en el siglo XXI la esclavitud sigue viva y en buen estado de salud.
Noticias relacionadas y fuentes:
Estado de la población mundial 2006
Programa Internacional para la erradicación del trabajo infantil.