¿QUÉ HACEMOS LAS MUJERES CUANDO YA NADIE NOS MIRA?

 

 

Ese es el interrogante que nos plantea Neus Arqués en su libro “Un hombre de pago”(Ed.Urano), una novela sobre como las mujeres de hoy día gestionan el amor, el deseo y la amistad.

Tras la revolución social aparejada a la liberación de la mujer ha aparecido una nueva clase de mujeres:  Las económicamente independientes, profesionales de prestigio o empresarias exitosas a las que la sociedad les da a escoger entre carrera o familia, una dicotomía que muchas veces desemboca en la soledad. Parecería que, a partir de cierta edad, las mujeres nos volvemos invisibles. Los hombres dejan de interesarse por nosotras. Aparece entonces la soledad, la falta de cariño, el deseo insatisfecho. ¿Qué hacemos entonces? Hoy día, tener un gigoló es una de las soluciones.

Es un fenómeno innegable. Los anuncios ofreciendo este tipo de servicios están ahí, podemos verlos todos los días en cualquier periódico. Sin embargo, es prácticamente imposible encontrar a alguien que reconozca haberlos utilizado. ¿Por qué? ¿Qué clase de mujeres son las que pagan por sexo? Neus Arqués escribió su novela para responder a esta pregunta.

La clienta es Rosa, una cincuentona divorciada a la que su masajista le recomienda contratar a un gigoló para sacudirse la tristeza. La cosa se complica cuando Iván, el amante remunerado, se enamora de Bel, una treintañera desengañada.

Rosa termina recurriendo a un amante de pago porque no lo encuentra en sus relaciones sociales -nos dice Neus- Si pudiera no pagar, Rosa no pagaría, pero…  Bel, por su parte, es víctima de su propia invisibilidad: necesita la aprobación externa para sentirse bien.

Aunque el eje de la historia es la invisibilidad, el personaje de Bel nos mete de lleno en otro tema espinoso: la infidelidad. Sin falsos pudores ni moralinas, Neus nos pregunta: Qué es peor, ¿acostarse con el novio de tu mejor amiga o con un gigoló?

Las mujeres somos las mejores amigas… o las peores enemigas. Y, por desgracia, a veces nos traicionamos por un hombre.

¿Y que piensan los hombres de todo esto, Neus?

Me ha sorprendido constatar que la novela tiene muchos lectores hombres. Por sus comentarios en el blog de «Un hombre de pago» deduzco que la respuesta oscila entre el interés y la incomprensión. Tanto las mujeres como los hombres estamos desconcertados.

Tradicionalmente, el hombre es capaz de separar el sexo del amor, mientras que para la mujer lo uno es consecuencia irremediable de lo otro. Quizás esa norma no escrita también esté cambiando.

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