La semana pasada, en el pueblo en el que vivo, se comunicaba en los medios de comunicación la desaparición de una muchacha de 17 años y los vampiros periodistas salieron de sus ataúdes tomaron sus colmillos con flahs y se vinieron a mi pueblo.
Ha tenido que pasar una semana para conocer cual ha sido el resultado final de esta desaparición, y por desgracia no en el anonimato de una familia vulgar en un pueblo cualquiera.
Según escuchaba la radio el viernes al medio día, la locutora de la radio dice:
“Tenemos novedades con relación al caso de la niña desaparecida, no tenemos contrastada la información que procuraremos hacerlo en breve, según Telecinco la niña ha aparecido muerta”
Me entró un cabreo enorme, ¡pero vamos a ver!, si no tienes la información contrastada ¿para que la das?, ¡vaya ejemplos de periodistas!.
Lo más grave fue que a continuación puso en antena a una maruja que estaba viendo esa cadena maldita y dió el notición en antena.
Consejos doy y para mi no tengo.
Lo siguiente fue negar todo lo dicho con anterioridad por que la Guardía civil no tenía noticia de que tal cosa hubiera sucedido.
Mientras la madre, estaba recibiendo pésames de todos los vecinos y conocidos y estaba echa polvo.
La Guardía civil se presentó en su casa para decirle que no habían encontrado nada todavía y que estuviera tranquila que ella sería la primera en saber lo que fuera.
A las cinco de la tarde se dio la noticia de que se había detenido a un joven y sobre las 8 ya se supo que habían encontrado el cadaver.
Una miriada de periodistas se presentaron en mi pueblo, no vinieron para otras actividades también importantes, pero al olor de la sangre ….
La concejala de asuntos sociales estuvo en todo momento con la familia y tuvo que sufrir el acoso de los periodistas. Se tuvieron que llevar a la familia a un hotel porque cada vez que habrían la puerta se colocaba un periodista en la casa y sin permiso.
Durante todo el día siguiente, la radio local hablaba y hablaba sin parar del asesinato, sin respeto ni por la madre, por mucho que lo dijera, ni por la chica muerta, ni por los oyentes.
Por la tarde entrevistaron a la concejala que estaba tan horrorizada por la actitud de los periodista; que odió el abuso, la falta de respeto y el no atender a la situación tan dramática y triste por la que estaba pasando aquella mujer que acababa de enterarse que su hija había sido asesinada.
Fue ella la que contó como la cadena televisiva anunciaba la muerte, el acoso periodístico y que tuvieron que llevarse a la familia para protegerla de semejante linchamiento televisivo.
Desde que se enteraron de la noticia de la desaparición de la niña había estado con la familia para ayudarla en el duro trance.
Fue ella la que cogío el teléfono cuando la Guardía civil le anunció la muerte y fue ella, que es médico, la que dió un tranquilizante a la mujer después de que se recuperara del desmayo que sufrió tras la noticia.
Y mientras los vampiros periodistas solo atentos a conseguir la escena más dramática, más caótica sin importar la persona y su profundo dolor.
Me avergüenzo de algunos de los que se llaman periodistas, cuando solo son vampiros, que asoman cuando ven sangre.
