Cultura

Los feminismos a través de la historia. Capítulo I

Autor: yomujer
Fecha: 15 Jul 2007
Que el [b]feminismo[/b] ha existido siempre puede afirmarse en diferentes sentidos. En el sentido más amplio del término, [b]siempre que las mujeres, individual o colectivamente, se han quejado de su injusto y amargo destino bajo el patriarcado y han reivindicado un a situación diferente, una vida mejor.[/b] Sin embargo, en este libro abordamos el feminismo de una forma más específica: trataremos los distintos momentos históricos en que las mujeres han llegado a articular, tanto en la teoría como en la práctica, un conjunto coherente de reivindicaciones y se han organizado para conseguirlas (1).

En este [b]recorrido histórico[/b] por la [b]historia del movimiento feminista [/b]dividiremos la exposición en tres grandes bloques: [b]el feminismo premoderno[/b], en que se recogen las primeras manifestaciones de «polémicas feministas»; el [b]feminismo moderno[/b], que arranca con la obra de Poulain de la Barre y los movimientos de mujeres y feministas de la Revolución Francesa, para resurgir con fuerza en los grandes movimientos sociales del siglo XIX, y, por último, el [b]feminismo contemporáneo[/b], en que se analiza el neofeminismo de los años sesenta-setenta y las últimas tendencias.

[b]1. Feminismo premoderno [/b]

El proceso de recuperación histórica de la [b]memoria feminista[/b] no ha hecho más que comenzar. Cada día que pasa, las investigaciones añaden nombres nuevos a la [b]genealogía del feminismo[/b], y aparecen nuevos datos en torno a la [b]larga lucha por la igualdad sexual[/b]. En general puede afirmarse que ha sido en los periodos de ilustración y en los momentos de transición hacia formas sociales más justas y liberadoras cuando ha surgido con más fuerza la polémica feminista.

Es posible rastrear signos de esta polémica en los mismos principios de nuestro pasado clásico. La [b]Ilustración sofística [/b]produjo el pensamiento de la igualdad entre los sexos, aunque, como lo señala [b]Valcárcel[/b], ha sobrevivido mucho mejor la reacción patriarcal que generó: «las chanzas bifrontes de Aristófanes, la Política de Aristóteles, la recogida de Platón» (2). [b]Con tan ilustres precedentes, la historia occidental fue tejiendo minuciosamente -desde la religión, la ley y la ciencia- el discurso y la práctica que afirmaba la inferioridad de la mujer respecto al varón. Discurso que parecía dividir en dos la especie humana: dos cuerpos, dos razones, dos morales, dos leyes.[/b]

[b]El Renacimiento[/b] trajo consigo un nuevo paradigma humano, el de autonomía, pero no se extendió a las mujeres. El solapamiento de lo humano con los varones permite la apariencia de universalidad del «ideal de hombre renacentista». Sin embargo, el culto renacentista a la gracia, la belleza, el ingenio y la inteligencia sí tuvo alguna consecuencia para las mujeres (3). La importancia de la educación generó numerosos [b]tratados pedagógicos [/b]y abrió un debate sobre la [b]naturaleza y deberes de los sexos.[/b] Un importante precedente y un hito en la polémica feminista había sido la obra de [b]Christine de Pisan[/b], [b]La ciudad de las damas [/b](1405). Pisan ataca el discurso de la inferioridad de las mujeres y ofrece una alternativa a su situación, pero, como certeramente indica Alicia H. Puleo, no hay que confundir estas obras reivindicativas con un género apologético también cultivado en el Renacimiento y destinado a agradar a las damas mecenas. Este género utiliza un discurso de la excelencia en que elogia la superioridad de las mujeres -«el vicio es masculino, la virtud femenina»- t confecciona catálogos de mujeres excepcionales. Así por ejemplo, el tratado que Agripa de Nettesheim dedica a la regente de los Países Bajos en 1510, De nobilitate et praecellentia foeminei sexus (4). A pesar de las diferencias entre los tratados, habrá que esperar al siglo XVII para la formulación de igualdad.

La [b]cultura [/b]y la [b]educación[/b] eran entonces un bien demasiado escaso y, lógicamente, fueron de otra índole las acciones que involucraron a más mujeres y provocaron mayor represión: la relación de las mujeres con numerosas herejías como las milenaristas. Guillermine de Bohemia, a fines del siglo XIII, afirmaba que la redención de Cristo no había alcanzado a la mujer, y que Eva aún no había sido salvada. Creó una iglesia de mujeres a la que acudían tanto mujeres del pueblo como burguesas y aristócratas. La secta fue denunciada por la inquisición a comienzos del siglo XIV. Aunque las posiciones de las doctrinas heréticas sobre la naturaleza y la posición de la mujer eran muy confusas, les conferían una dignidad y un escape emocional e intelectual que difícilmente podían encontrar en otro espacio público (5). El movimiento de renovación religiosa que fue la Reforma protestante significó la posibilidad de un cambio en el estado de la polémica. Al afirmar la primacía de la conciencia-individuo y el sacerdocio universal de todos los verdaderos creyentes frente a la relación jerárquica con Dios, abría de par en par las puertas al interrogante femenino: [b]¿por qué nosotras no? [/b]Paradójicamente el protestantismo acabó reforzando la autoridad patriarcal, ya que se necesitaba un sustituto para la debilitada autoridad del sacerdote y del rey. Por mucho que la Reforma supusiese una mayor dignificación del papel de la mujer-esposa-compañera, el padre se convertía en el nuevo e inapelable intérprete de las Escrituras, dios-rey del hogar. Sin embargo, y como ya sucediera con las herejías medievales y renacentistas, la propia lógica de estas tesis llevó a la formación de grupos más radicales. Especialmente en Inglaterra, la pujanza del movimiento puritano, ya a mediados del siglo XVII, dio lugar a algunas sectas que, como los cuáqueros, desafiaron claramente la prohibición del apóstol Pablo. Estas sectas incluyeron a las [b]mujeres[/b] como [b]predicadoras[/b] y admitían que el espíritu pudiese expresarse a través de ellas. Algunas mujeres encontraron una interesante vía para desplegar su individualidad: «El espíritu podía inducir a una mujer al celibato, o a fiar el derecho de su marido a gobernar la conciencia de ella, o bien indicarle dónde debía rendir culto. Los espíritus tenían poca consideración por el respeto debido al patriarcado terrenal; sólo reconocían el poder de Dios» (6). [b]Entonces se las acusó de pactar con el demonio[/b]. Las frecuentes acusaciones de [b]brujería contra las mujeres[/b] individualistas a lo largo de estos siglos, y su consiguiente quema, fue el justo contrapeso «divino» a quienes desafiaban el poder patriarcal.

En la [b]Francia del siglo XVII[/b], los salones comenzaban su andadura como espacio público capaz de generar nuevas normas y valores sociales. En los salones, las [b]mujeres[/b] tenían una notable presencia y [b]protagonizaron el movimiento literario y social conocido como preciosismo.[/b] Las preciosas, que declaran preferir la aristocracia del espíritu a la de la sangre, revitalizaron la lengua francesa e impusieron nuevos estilos amorosos; establecieron pues sus normativas en un terreno en el que las mujeres rara vez habían decidido. Para Oliva Blanco, la especificidad de la aportación de los salones del XVII al feminismo radica en que «gracias a ellos la ‘querelle féministe’ deja de ser coto privado de teólogos y moralistas y pasa a ser un tema de opinión pública» (7). Sin embargo, tal y como sucedía con la Ilustración sofística, seguramente hoy se conoce mejor la reacción patriarcal a este fenómeno, reacción bien simbolizada en [b]obras[/b] tan espeluznantemente [b]misóginas[/b] como [b]»Las mujeres sabias» de Molière[/b] y [b]»La culta latiniparla» de Quevedo. [/b]

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NOTAS

1 Como ponen de relieve las recientes historias de las mujeres, éstas han tenido casi siempre un importante protagonismo en las revueltas y movimientos sociales. Sin embargo, si la participación de las mujeres no es consciente de la discriminación sexual, no puede considerarse feminista.

2 A, Valcárcel, «¿Es el feminismo una teoría política?, Desde el feminismo, n 1, 1986.

3 Cf. J. Kelly, «¿Tuvieron las mujeres Renacimiento?», en J. S. Amelang y M. Nash (eds.) Historia y género: Las mujeres en la Europa moderna y contemporánea, Alfons el Maganànim, Valencia 1990, pp. 93-126; y A. H. Puleo, «El paradigma renacentista de autonomía», en C. Amorós (coord.), Actas del Seminario Permanente Feminismo e Ilustración. Instituto de Investigaciones Feministas, Universidad Complutense de Madrid, Madrid 1992, pp. 39-46.

4. Cf. A. H. Puleo, a. c., 43-44.

5. S. Robotham, Feminismo y revolución, Debate, Madrid 1978, pp. 15-26.

6. S. Robotham, La mujer ignorada por la historia, Debate, Madrid 1980, p. 19.

7. O. Blanco, «La ‘querelle feministe’ en el siglo XVII», en C. Amorós (coord.), Actas del Seminario Permanente Feminismo e Ilustración, p. 77.

«FRIDA KAHLO 1907-2007, HOMENAJE NACIONAL»

Autor: gloria
Fecha: 6 Jul 2007
Aunque, de hacer caso a Frida, habría que esperar tres años más para celebrarlo. Porque, en vida, ella nunca se cansó de decir que había nacido en 1910, año de la revolución mexicana. La artista siempre quiso ser la niña nacida de un México nuevo, marxista y revolucionario.

Aunque no se manifestara directamente en sus cuadros (salvo en algunos tempranos como [i]El camión[/i]), la política tuvo una gran importancia en la vida de Frida. Además de militante comunista y luchadora social incansable, fue amante de Leon Trotski, amiga de Picasso y André Bretón, y esposa de Diego Rivera, el gran muralista, con quien compartía el interés por lo indígena y la Revolución.

Precisamente, ese es uno de los ejes de [i]Homenaje Nacional[/i] que, en palabras de Juan Coronel (uno de los comisarios), “es más una muestra analítica que una revisión cronológica de sus cuadros; hemos intentado ver a Frida en su contexto histórico y social”.

Así, la exposición (que consta de un total de 354 piezas, entre óleos, dibujos, acuarelas y grabados, además de cartas dirigidas por Frida a su médico y a Diego Rivera y más de 100 fotografías) nos presenta a una Frida que no solo hacía autorretratos, sino que era escritora, amante de las rancheras y de la caligrafía japonesa y, en general, una mujer vitalista y con gran sentido del humor.

Según la directora del Museo de Bellas Artes de México, Rosana González, “Frida es mucho más que un autorretrato con monos…” González señaló que muchas de las obras de Kahlo, como los retratos de sus allegados o las naturalezas muertas que pintó, quedaron ahogados bajo el morbo creado en torno a lo que fue su vida y lo explícito del sufrimiento plasmado en sus retratos.

Quizá por eso, de lo que menos se habla en [i]Homenaje Nacional[/i] es de esa Frida sufrida, maltratada por el accidente que sufrió a los dieciséis años y del que nunca se recuperó, a pesar de someterse a 32 operaciones a lo largo de su vida.

El cine y el psicoanálisis. ( I I )

Autor: isabel
Fecha: 12 Jun 2007
Los rituales que empleamos cuando nos vamos a dormir tienen una relación especial con los que anteceden para ver una película. En ambos casos nos estamos preparando para la proyección de nuestros deseos, nuestras frustraciones y nuestros miedos.

Sentados en nuestra butaca, en una sala oscura, donde la luz proviene de un solo punto, nos transportamos hacia otra dimensión, como en un diván colectivo dándonos una catarsis de peligro, ternura, sexo, melancolía o violencia.

El placer de contemplar o de mirar está descrito por el psicoanálisis como una de las pulsiones que más satisfacciones nos proporciona. En nuestro asiento, hacemos asociaciones, sin interrupciones, viendo sólo aquello que queremos ver y de una manera única como nadie más lo observará.

Los directores de cine recogieron este interés por el psicoanálisis y llevaron a la pantalla obras donde se reflejan estas influencias. Y Jacques Lacan, psicoanalista, utilizó estas obras para ejemplificar cuestiones clínicas en la enseñanza de sus alumnos.

Entre los directores más prolíficos en cuanto a producción está Alfred Hitchcock. En su infancia encontramos parte de sus obsesiones que luego llevaría al cine. Es entonces, según confesión propia, cuando conoce por primera vez el verdadero miedo: “Tenía seis años e hice algo por lo que mi padre consideró que debía ser castigado, no recuerdo qué, tal vez robé un tomate. Bien, mi padre me envió a la comisaría de policía de la esquina con una nota. El policía me encerró en una celda mientras no dejaba de repetirme: esto es lo que se le hace a los niños malos”

El robo aparece en “Marnie, la ladrona” aunque el problema principal de Marnie (Tippi Hedren) es: la neurosis fóbica por un trauma sufrido en su infancia, donde se ve apartada de su madre por un hombre extraño para ella.

Otros temas como el odio, el miedo, la angustia… aparecen en otras películas que se exponen más adelante. Pero ahora, cabe decir lo que su esposa opinaba de este hombre bajito y gordo que se colaba siempre en medio de la trama, porque Alfred, como diría su mujer Alma, era un hombre de peculiar humor: “Nunca dejaba de gastar bromas a todo el mundo, a veces incluso me daba miedo”.

Algo bien distinto sería el martirio al que sometía a sus actores. Su obsesión por Tippi Hedren llegó a ser tal, que contrata detectives para que le informen de todo lo que hace. La actriz recuerda: “Comenzó a decirme lo que debía vestir en mi tiempo libre, lo que tenía que comer, y los amigos que debería tener. Se ponía furioso si no le pedía permiso para visitar a algún amigo por la noche o en un fin de semana”. Llegó incluso a regalarle a su hija (Melanie Griffith) una muñeca idéntica a su madre, encerrada en un ataud.

El cine y el psicoanálisis. ( I )

Autor: isabel
Fecha: 9 Jun 2007
Se acerca el verano y la oferta de buenas películas en salas escasea, así como en la televisión. Una buena oportunidad para revisar películas grabadas o alquilarlas, atendiendo, como en la lectura, a temáticas distintas según el tiempo libre
de que dispongamos.

Este método de exploración es otra mirada que nos lleva a un nuevo horizonte de sentidos. No se trata de psicoanalizar a los autores o a sus criaturas, sino de enfrentarse al cine visto desde una perspectiva freudiana.

El mundo cinematográfico comienza a interesarse por el psicoanálisis en diciembre de 1924. Sin embargo la respuesta de Freud es categórica: “El espectacular proyecto no me agrada”. Así se expresa cuando hollywood lo intenta seducir a través de Samuel Goldwyn, con el proyecto de realizar una película de amor basada en las grandes pasiones amorosas de la Humanidad. Nada mejor, para este productor, que contar para sus fines con la supervisión del “mayor especialista del mundo en el amor”

A pesar de su negativa, no hay para Freud encuentro posible entre la fábrica de sueños que encarna Goldwyn y las imágenes que son un producto del trabajo del sueño, cine y psicoanálisis, se deslizan en un mismo rumbo. Mientras éste último descentralizaba la sexualidad de los genitales y la llevaba a un punto extremo, el cine se encargó de darle una forma distinta a las artes.

En la tragedia griega y los autores clásicos como Shakespeare o Dostoyevski se encuentran los temas que mueven al ser humano: el amor, el odio, el honor, la traición, la ambición, el poder, la envidia, los celos, la rivalidad…

La culpa, la angustia, la violencia forman parte del comportamiento humano desde el más normal hasta el más extraño y en cada personaje llevado al cine se ponen de manifiesto. Detrás de cada uno hay una historia de vida contada mediante unos hechos que nos muestran al protagonista enfrentado a ellos.

Todos tenemos películas favoritas porque las han habitado personajes que nos impresionaron. Cómo eran, cuál era la patología qué les inducía a tener esa conducta en su vida y cómo se enfrentaban a ella nos mantiene expectante en la butaca.

La contemplación de la obra dramática permite que en cada espectador se cree un protagonista, y le permita identificarse con él, sabiendo que es el otro el que está en escena y que nunca llegará a sentirse amenazado en la realidad.

En la comedia dramática se despierta la ansiedad para luego aplacarla. En la tragedia el sufrimiento se lleva hasta sus últimas consecuencias. Orson Welles define la esencia de la tragedia cuando dice “El hombre lucha contra los hechos. El hombre pierde: eso es todo”. En el drama de amor, los conflictos provienen de las fantasías eróticas y el drama psicológico se convierte en psicopatológico cuando, en vez de un conflicto entre dos inconscientes, lo que se da es un conflicto entre dos motivaciones conscientes y reprimidas.
La reflexión y comprensión del porqué obraban de aquella forma es lo que les hace inolvidables a ellos y a las películas que protagonizaron.

LA AMBIGÜEDAD SEXUAL DE KATHARINE HEPBURN

Autor: gloria
Fecha: 23 May 2007
Orgullosa y reservada, al tiempo que generosa y comprometida ( en palabras de Mann) son los rasgos que convirtieron en una de las figuras del siglo XX. Aunque a eso hay que añadir su fama de insumisa y rebelde, su relación con Spencer Tracy y una belleza salvaje y atemporal. Además, no hay que olvidar su importante filmografía, que le hizo ganar cuatro Oscar (siempre en la categoría de protagonista).

Aunque el éxito no siempre la acompañó. Sus principios fueron desastrosos: la primera obra en la que actuó profesionalmente fue un fracaso. Seis meses después, la Hepburn se casó (por primera y última vez) con un miembro de la alta sociedad de Filadelfia. Pero el matrimonio apenas duró un año. La indomable Kate se había cansado de hacer de ama de casa.

Su debut en el cine en 1932 con Doble sacrificio, melodrama dirigido por George Cukor, quien se convertiría en su amigo, consejero y director de confianza. Kukor enseguida se dio cuenta de que estaba ante un mito en ciernes: “No se parecía a los años treinta, sino a si misma. Luego las chicas empezaron a imitarla y la década se pareció a ella”, dijo.

Sin embargo, en 1938 (a pesar de que ya había ganado su primer Oscar) era la primera en la lista de venenos de la taquilla, como llamaban a los actores que no resultaban rentables para ningún estudio.

Los rumores sobre su homosexualidad ya se habían disparado cuando apareció vestida de chico en La gran aventura de Sylvia. Pero cuando llegó el estreno de La fiera de mi niña vivía con una mujer. Además, iba sin maquillar, daba plantones a la prensa y se burlaba abiertamente de la falsa moral de Hollywood. La película fue uno de los fracasos económicos más inexplicables de la historia del cine.

Katharine no se desmoralizó. Simplemente, volvió a Brodway. Allí estrenó la obra que cambiaría el curso de su carrera: Historias de Filadelfia. Fue un triunfo espectacular y además la Hepburn había convencido a Howard Hugues (que entonces era su amante) de que comprara para ello los derechos para el cine.

Cuando quisieron rodar la película, la Metro no tuvo más remedio que ceder a las exigencias de la actriz y la incorporó a su nómina. Sin embargo, la desaprovechó en papeles desastrosos, hasta que el cielo la premió con La costilla de Adán. La Hepburn, una gran mujer de negocios, también había comprado los derechos del guión. La Metro tuvo que doblegarse de nuevo y, además, esta película la emparejó con Spencer Tracy.

Cuando fueron presentados, ella dijo:”Me temo que soy un poco alta para usted”. Él la miró de arriba abajo y contestó.”No se preocupe, miss Hepburn. Yo me encargaré de ponerla a mi altura”. Fue el inicio de una pareja memorable.

Pero, ¿qué clase de relación existió de verdad entre ellos? Spencer Tracy era un actor alcohólico y torturado; eso no parece encajar con la elegante e izquierdista Katharine. Y además, era católico, por lo que nunca se divorció ni llegaron a convivir. Es más, se veían muy poco. Aún así, la actriz asumió su faceta quizá más publicitada: la de amante-enfermera del gran actor.

Tras la muerte de Spencer Tracy, ella siguió rodando películas que han pasado a la historia del cine, como De repente el último verano o El león en invierno. También obtuvo grandes éxitos en Brodway, como Larga jornada hacia la noche, de O’Neill.

Katharine Hepburn siguió actuando casi hasta su muerte, ocurrida a los 96 años. Al día siguiente, todos los teatros de Brodway apagaron sus luces para rendirle homenaje

Second Life, ¿juego? ¿negocio? ¿doble vida?

Autor: isabel
Fecha: 8 May 2007
Si mi abuela hubiera escuchado esta última expresión “doble vida” diría con rapidez: “ese/esa tiene un amante”.

Si profundizamos en este tema, del que la prensa se viene ocupando últimamente, observamos que estas dos definiciones caben en él.

Second Life, según Wikipendia, la enciclopedia libre, es uno de varios mundos virtuales inspirados en la novela de ciencia ficción “Show Crash”, de Neal Stephenson y el movimiento literario “Cyberpuk”. Un mundo creado por sus usuarios en el que la gente, ¿adultos?, puede interaccionar, jugar, hacer negocios y, en definitiva, comunicarse.

La prensa también lo define como un juego de simulación que permite vivir una segunda vida a través del ordenador. Al parecer ya no son sólo las religiones monoteístas la que ofrecen como recompensa otra existencia. Un cielo. Un mundo perfecto.

La novedad es que hoy esa posibilidad de vivir otra vida ha penetrado en nuestras casas. Está dentro de las pantallas del ordenador, eso sí, siempre que se tenga una buena conexión a Internet. Esos mundos que crean realidades virtuales en la Red han conquistado a decenas de millones de internautas en todo el mundo. ¿El secreto?. Les arrancan con una simple conexión de todas las vidas que no les gustan, les facilitan la comunicación que son incapaces de establecer en la calle o en sus trabajos con criaturas semejantes a ellos. Es ficción al alcance de la mano. Jugar a ser; crear individuos según el ideal de cada uno.

Dice Vicente Verdú que conseguir ser uno mismo pertenece al mundo de la dignidad, pero poder ser cualquiera, corresponde al universo de la divinidad. La identidad parecerá un atributo elegante en el mundo social, pero pesa como el acero. Y más aún si pretende mantenerse inoxidable obedeciendo la consigna de llegar a ser el que se es. Hoy, sin embargo, pocos se consideran satisfechos llegando a ser el que supuestamente se es. Ideológicamente, la vida ha ido dejando de ser como un camino de perfección par imaginarse como un parque o un laberinto. El mundo de la identidad no se decide principalmente en el quehacer, sino acaso en ese espacio que llamamos “de no hacer nada”. En ese ocio virtual nos pensamos, nos recreamos, nos chalamos y quién sabe si, como los niños del limbo, felizmente nos desvanecemos.

¿Jugamos al quién es quién?

Autor: Zaida
Fecha: 1 May 2007
¿Por dónde empezar? … Me llamo Zaida (un nombre un tanto extraño ¿ verdad?)

Nací en una ciudad amurallada, preciosa, pero con pocos años me trasladé a vivir a otra ciudad igual de bonita, a La Coruña. Y desde esa, resido aquí mientras estudio mi carrera, derecho.

Me gusta viajar, aunque mi concepto de conocer lugares dista bastante al convencional. No me basta con ver monumentos, edificios, castillos… si no me embarga la esencia de ese país, región, lugar… Me gusta observar a la gente de otras culturas en su vida cotidiana, por ello, mi sueño es viajar a lugares como África, América del Sur, India … pero como para ir ahí hace falta “algo” de dinero, no me toca otra que esperar…

La lectura es parte de mi vida. Cuando un libro me engancha soy capaz de leérmelo de un tirón. No diré que leo de todo, porque no es cierto, la novela rosa y la ciencia ficción no son mi fuerte.

Supongo que la lectura me llevó sin darme cuenta por el camino aún extraño de la escritura. Novata entre las más novatas, es así como me siento. Un día, se me dio la oportunidad de participar en este portal , y extrañada de que me aceptaran como redactora… aquí estoy ( y espero seguir mucho tiempo ).

En teoría, soy la encargada del sector musical, pero como nunca hago caso ( muchas veces ni a mi misma ), no os extrañéis de ver artículos míos sobre una temática totalmente diferente.

Os animo a que nos hagáis, a mis compañeras y a mi, compañía en este pequeño viaje de artículos, presentaciones e ideas que cada día van surgiendo en www.yomujer.com. Participad criticándonos, sugiriendo, debatiendo… como queráis, ¡que aquí estaremos, al pie del cañón!

ALGO PARA CELEBRAR

Autor: isabel
Fecha: 27 Abr 2007
Esta bien que se dedique un día de la primavera a sacar a la calle los libros y las rosas. Es bonito, pero también lo es entrar en una librería y olerlos, acariciarlos, recorrer sus páginas, abrirlos y bucear en su interior intentando averiguar qué nos cuenta, quien ha dedicado tanto tiempo a escribirlos.

Escuchamos una y otra vez a padres y maestros quejarse de que nuestros jóvenes no leen. Que llegan a las universidades sin saber interpretar un enunciado. Y es cierto, quizás porque no se les ha enseñado a analizar, a captar la relación que existe entre la forma de las palabras y el sentido de las mismas. El lenguaje forma parte de nosotros y no debería costar tanto utilizarlo si la lectura estuviera más presente en nuestra vida. No nos costaría tanto entendernos si utilizáramos las palabras correctas. No discutiríamos con nuestra pareja si no confundiéramos los significados al expresarnos.

Diana nos ha regalado, en estas páginas de nuestra revista, un articulo muy completo animándonos a escribir, hace un tiempo yo también me acerqué a estos talleres y no puedo descolgarme de ellos, ya tengo el gusanillo dentro. Pero no podemos olvidar que la lectura tiene que ir unida a la escritura porque la complementa, la anima a surgir. Leer es alimentar nuestro cerebro, nutrirnos para poder expresarnos. Además de placer es una necesidad básica.

Hoy, en su día, soleado y precioso, voy a sacar la lista de títulos pendiente de adquirir, esa que llevo siempre en el bolso y que a veces se queda dentro cuando los tengo a todos delante de mí, bien colocaditos. Son esas veces en las que ellos se adelantan y me llaman:
-¡Eehh!, ¡que estoy aquí!, ¿te acuerdas de mi?, me habías borrado de tu lista porque estaba desclasificado pero ahora, ya ves, me han vuelto a editar.

Y como casi siempre volveré con algo nuevo, y viejo a la vez, como es un libro, ese amigo manejable, que te puedes llevar a todas partes como él te lleva a donde alcance tu imaginación.

Talleres literarios ¿se puede aprender a escribir?

Autor: Diana
Fecha: 17 Abr 2007
Surgió este debate a raíz de otro artículo y creo que es hora de traerlo a la palestra por méritos propios.

Como sbaéis, soy coordinadora de los talleres literarios en [url]http://www.portaldelescritor.com[/url], nuestra página hermana; ahora tiene a[b]bierto el plazo de matrícula hasta el día 24 de Abril[/b].

Dejo algo de historia y ¿cómo no? de debate también.

[b]¿SE PUEDE APRENDER A ESCRIBIR?[/b]

Muchos escritores/as de renombre han adquirido experiencia en un taller literario: [b]Raymond Carver[/b] lo hizo en 1958, en la Universidad de Chico, California, donde tuvo la suerte de topar con John Gardner, que si bien no pasará a la historia por sus novelas, desde luego parece que como profesor de creación literaria era excepcional. De él dice Carver -en el prólogo al libro “Cómo ser novelista” escrito por su antiguo profesor: “Me hacía una crítica concienzuda y me explicaba los porqués de que algo tuviera que ser de tal forma y no de otra; me prestó una ayuda inapreciable en mi desarrollo como escritor.”

El auge en estos últimos años ha sido tal que hasta Oxford se ha visto obligado a crear, en 2005, su primer curso de Escritura Creativa. Prácticamente toda Universidad anglosajona que se precie dispone de un curso (o varios) de Escritura Creativa, presumen de los escritores que han pasado por él y tienen muchos de ellos como profesores.

Hay también muchos talleres especializados –sigo hablando de EEUU: talleres de escritura de ciencia-ficción; talleres de escritura de novela romántica; por géneros (detectives y misterio, humor, histórico, biografía…), etc… presenciales en cada ciudad, por correo o, últimamente, por internet.

Algunos se llevan las manos a la cabeza, presos del mito del escritor que se forma a sí mismo; “¿Qué son, “fábricas de escritores”? “¡Los escritores no pueden crearse así, al lote, como las salchicas de Frankfurt!” Curiosamente, estas mismas personas ven con naturalidad la existencia de Facultades de Bellas Artes, talleres de dibujo y pintura, y los Conservatorios y Escuelas de Música. [b]Nadie se sorprende si se entera de que Beethoveen estudió con el músico Antonio Salieri, o de que Picasso acudió durante años a la Academia de bellas Artes de Barcelona, pero… ¿escritores que se forman en escuelas de escritura? “¡Sacrilegio!”[/b]

Y por estos lares…

No andamos escasos de tradición a la hora de las tertulias literarias: una de las más nombradas es el Bilis Club, creada por Leopoldo Alas “Clarín” en 1871, pero que se dedicaba más a poner a caldo a otros escritores que a crear sus propios textos. E incluso anteriores: en el Siglo de Oro fueron muy comunes las Academias Literarias, reuniones que se hacían en casa de un noble para hablar de literatura: Lope de Vega leyó su “Arte nuevo de hacer comedias” en una reunión de la la Academia Mantuana.

Las tertulias estuvieron en auge desde principios del XIX: la más famosa de todas: “El parnasillo”, que reunía a lo más granado de los escritores románticos en un bar de Madrid (Espronceda, larra, Zorrilla, Fermín Caballero…). Algunos empresarios del teatro se dejaban caer por allí y los escritores aprovechaban para intentar venderles sus escritos. Y muchas otras que le siguieron, como la del “Café Gijón” o en la propia “Residencia de Estudiantes” de Madrid.

Sin embargo, Tertulia literaria no es igual a Taller Literario. En las tertulias se lee, se habla de literatura, e incluso en algunas se dan propuestas para escribir; pero no está pensada para el aprendizaje de técnicas, o para la crítica constructiva. Es otro concepto, que tiene su base y su necesidad, sí –el contacto entre amantes de las letras e incluso escritores; el compartir lecturas o escritos; el darse ánimos mutuos- pero es diferente.

Los talleres existen porque los que trabajamos en ellos pensamos que –como cualquier otra disciplina artítica- el arte de escribir tiene su técnica, elementos fundamentales que hay que conocer y que –pensamos- se pueden enseñar. De la misma forma que alguien entra en una Academia de Ballet y empieza a conocer lo que es un plié o un jeté, o que el alumno de Cine toma conciencia de lo que es un plano americano o el recurso de la voz en off , el escritor aficionado también debe acercarse a determinados conceptos y saber manejarlos con destreza (incluso para -si después quiere- romperlos).

Y ahí el sistema educativo pincha escandalosamente: no existen en la Universidades españolas asignaturas –dentro del programa de primer o segundo ciclo y con sus respectivos créditos- de Creación Literaria. Sólo algunos Cursos de Extensión Universitaria, o en los llamados “Cursos de verano” o de Posgrado, es decir: como un complemento de otra carrera, no como una carrera en sí, ni como algo que pueda constituir parte de una carrera universitaria.

Así, el joven escritor/a que busca ilusionad@ alguna carrera donde alimentar su vocación, se encuentra las más de las veces atrapado entre el Periodismo –con sus múltiples asignaturas dedicadas a cientos de temas, y pocas relacionadas con la escritura en sí y menos aún con la literatura- y la Filología Hispánica o las Humanidades, donde se hace toda la crítica del mundo a las grandes obras maestras, pero [b]donde en ningún momento se anima a escribir textos propios: y para aprender a escribir -ya dicen los sabios- es imprescindible escribir con regularidad.[/b]

[b]¿CÓMO SURGIERON LOS TALLERES LITERARIOS?[/b]

La mayoría de las artes –como la pintura, la escultura o la arquitectura- han tenido a lo largo de la historia escuelas y academias en las que cualquier aficionado podía aprender de otros, compartir técnicas, experimentar e intentar encontrar su estilo. Sin embargo, ése no parece haber sido el caso de las letras.

Tal vez porque el material de la literatura es algo que todos conocemos y usamos a diario, las palabras -a diferencia de otras artes donde había que aprender a manejar pinceles o martillos- se ha dado por sentado desde tiempos remotos que la escritura es algo que no se aprende (ni, por ende, se enseña).

[b]Este mito, hay que reconocerlo, ha sido alimentado muchas veces por declaraciones de los propios escritores, quienes mantenían el arte de la escritura en un pedestal[/b], como algo que sólo podían alcanzar unos pocos tocados por la gracia mágica de una musa.

Sin embargo, algunos ya lo reconocían: “Los escritores prefieren afirmar que componen mediante una especie de bello frenesí –un éxtasis intuitivo- y literalmente, pero si se echa una ojeada tras las bambalinas nos encontraríamos con los innumerables vislumbres de ideas que no llegaron a la madurez de la visión plena, a las cautelosas selecciones y rechazos, a los dolorosos borrones e interpelaciones. ” [b]Edgar Allan Poe[/b]

De hecho, algo que sí ha existido siempre han sido las Tertulias literarias, algunas bastante parecidas a los actuales Talleres. Por ejemplo [b]la escritora Gertrude Stein reunía a una en su casa de París, a principios de los años veinte, a la que asistían renomabradísimos escritores como Arthur Miller o Scott Fitzgerald. [/b]Y no era fácil ser invitado: Hemingway necesitó una carta de recomendación de un escritor ya conocido, pues él era aún joven.

Más tarde, confesaría haber aprendido de Gerturde Stein “los maravillosos ritmos de la prosa”, amén de recibir consejos muy prácticos, tales como el de llevar encima una libreta para anotar ideas y frases. A la muerte de Hemingway, se encontraron en su sótano decenas de estas libretas que constituyen un material tremendamente valioso.

En cualquier caso, desde siempre han sido los escritores norteamericanos los que han ido por delante en cuanto a la enseñanza de la literatura. La Universidad de Iowa fue la primera en tener un Curso académico de Creación Literaria en 1897; por él han pasado una docena de premios Pulitzer, como Michael Cunningman –famoso por su novela “Las horas”, llevada al cine hace dos años.

Karla Frechilla: arte actual y mundo interior

Autor: Olga
Fecha: 13 Abr 2007
[i]Siempre he estado rodeada de arte y no concibo vivir sin el. Y afirmo esto con tanta rotundidad porque he podido comprobarlo. Hasta que falleció mi padre, en mi casa aunque no se quisiera, había que hablar y sentir el arte cada día. Recuerdo mi niñez en Arco y cada jueves en una inauguración diferente desde que tengo uso de razón… mis padres estaban en el estudio en lugar de la oficina y a mi se me permitía ponerme blanca hasta el último pelo de escayola mientras ideaba cualquier historia, siempre desde mi interior. El trabajo del artista surge de la soledad y de lo mas profundo de uno mismo, y yo , hija única siempre estaba sola en un rincón pintando, o con barro, polispan…. En los ratos de ocio venían amigos de mis padres, artistas. Y la gente me miraba extrañada e incluso a veces les producía rechazo, lo diferente genera admiración pero muchas veces, por miedo, desprecio. Mi ropa era diferente, igual que mis fines de semana o el aspecto de mis padres … En esa primera etapa de mi vida, conseguí pocos pero eternos amigos.[/i]

[i]Vivo de mi arte porque sin el me asfixio, es algo mas que el dinero, y es algo que me ha costado comprender con el tiempo.[/i]

[i]El mayor error de esta nuestra época, desde mi punto de vista, es tratar de incluir TODO dentro del arte. Creo que hay espacio para ese todo pero con este idioma tan rico que tenemos creo que deberíamos llamar a cada cosa por su nombre. Como ya he comentado, un gran creativo es eso, no es un artista, para eso hace falta algo más, y hay en arco buenas ideas, como tal, que no se por qué las llaman obras de arte. No es ni mejor ni peor, son simplemente cosas diferentes.[/i]

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